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Un chalet de la década del 70 se trasforma en una vivienda contemporánea para que dos familias compartan sus vacaciones de verano. Luis y Eli pidieron conservar algunas características de la casa orginal como las tejas y los revestimientos de piedra. Un dieseño que de forma sutil logra la armonía entre lo nuevo y la preexistencia. La propuesta incluyó reformar una pequeña construcción en el patio trasero, convirtiéndola en un apartamento independiente con barbacoa.






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